Problemas de Identidad

cropped-cropped-img_2159.jpg

¿Quién soy?  Sí, esta es una situación en la que muchos nos hemos encontrado, ¿cómo te presentas?

Déjame platicarte un poco sobre mi.

Mi historia se divide en tres partes:  yo en el mundo sonoro, yo en el silencio y yo después del silencio.

Quizá te empieces a figurar de qué se trata mi historia y mi problema de identidad.

Yo en el mundo sonoro.

Nací oyente, con la audición suficiente para aprender a comunicarme por medio del habla.  En aquel entonces no imaginaba lo que me tenía preparado la vida.

Aprendí sobre la pérdida de audición cuando mi hermana menor fue diagnosticada de hipoacusia neurosensorial degenerativa a los 14 años.  A esa edad ella tenía pérdida auditiva grave/profunda y transcurrieron 7 años para que tuviera la oportunidad de colocarse un implante coclear.

Siempre percibí la discapacidad auditiva de mi hermana como “su problema” y nunca pensé que a mí me fuera a suceder algo así.

Yo en el silencio.

Pero la vida me tenía preparada una sorpresa.  Después de casarme y tener hijos, empecé con divertidas anécdotas como por ejemplo; dormía como si muriera y no había ruido que me despertara, no escuchaba a mis bebés llorar por la noche, me dejaron de gustar las reuniones sociales, etc.  Y todo lo achacaba a mi edad y a que no congeniaba con nadie.

Cuando fue evidente que algo pasaba con mi audición, me realicé un chequeo médico y los resultados de la audiometría me enfrentaron con la terrible realidad:  había perdido mi audición y al  igual que mi hermana, sólo un implante coclear me podría ayudar.

Luché durante varios años contra todo, me quería convencer de que había otras alternativas, que un milagro me devolvería mi audición o que al menos ese milagro detendría mi pérdida auditiva.  Fue una pelea muy solitaria y silenciosa, pues cada vez me aislaba más, sentía que nadie me comprendía y que no encajaba en ningún sitio. Traté de encontrar un espacio con la comunidad de personas con sordera, pero ahí no había cabida para alguien como yo, pues no era sorda.   Pero tampoco era oyente.

En 2015 mi hija, hizo un trabajo sobre la discapacidad auditiva para el colegio en el que relataba la historia de su mamá, una persona dependiente, que siempre se encontraba en peligro y de quien la gente se burlaba a sus espaldas.

Me di cuenta del daño que estaba ocasionándole, así que finalmente decidí recurrir al implante coclear.

Yo después del silencio.

Hoy, después de más de año y medio de tener el implante coclear dentro de mi cabeza, mi vida ha cambiado por completo.  Me encuentro en una etapa que describo como “después del silencio”.

Y ¿cómo es esto?  Oyes, luego no oyes y ahora si oyes.  Esto se encuentra muy lejos de la realidad.  Yo lo describiría como:  alguna vez tuve audición, después la perdí y ahora tengo una percepción del sonido, pero no escucho como tú, que eres oyente.  ¡Qué difícil de explicar!  Mi cerebro percibe nuevos sonidos que he aprendido a reconocer, y cuando apago mi receptor hay silencio.  Es como un limbo, no soy oyente, no soy sorda, ¿quién soy?

Soy Lilian.

9 Pensamientos

    1. Hola Lilian, soy Maureen, al igual que en tu caso, yo también fui oyente, yo escuché hasta los 24 años, de ahí todo ha cambiado, empecé a usar el implante dos años después de perder por completo la audición. Entiendo que muchas personas querrán hacerte sentir mejor con palabras de aliento. Pero siento que no, que no se trata de palabras de aliento ni de fortaleza ni resignación. Creo que es más de aceptación… quisiera conocer más personas como tú o como yo, que no somos oyentes pero tampoco somos sordos, no sé qué somos… pero tampoco somos espíritus libres, de serlo la vida sería distinta

      Me gusta

      1. Agradezco mucho que me compartas tu historia. El ser oyente y después perder la audición, no es algo para lo que nos prepare la vida. Yo viví la pérdida de audición de mi hermana como una espectadora y fui una juez muy estricta, siempre pensé que ella podía hacer más. Cuando me sucedió a mí, comprendí lo difícil que resulta vivir en un mundo de comunicaciones, sin poder comunicarte. La discapacidad auditiva es muy incomprendida. Existe una comunidad muy grande de personas como nosotras. Si vives en México, me encantaría que asistieras a un congreso que se organiza de manera anual, sólo para personas con implante coclear y sus familiares.

        Me gusta

  1. Gracias Lilian; ahora sí pude leerte. Yo te comparto que de niña perdí la vista y la recuperé; de adulta, perdí la audición, y como milagro, la recuperé; no imagino el mundo sin escuchar de nuevo…
    En el mundo del voluntariado suelo decir que éste no debe ser admirable, sino contagioso; tú lo estás logrando con tus escritos; infundir en otros el deseo y la posibilidad de lograrlo. Mis respetos!

    Me gusta

  2. Mi marido perdio la audicion por culpa de un medico que lo opero para que la recuperara y lo que ocasiono fue perder la que le quedAba, usa aparatos auditivos, pero no escucha ni con ellos bien y en cuestiones de ayudas sanitarias nadie lo ayuda pues no lo consideran minusvalia.

    Me gusta

    1. Muchas gracias por compartir. Resulta muy difícil el conseguir ayuda para la discapacidad auditiva, efectivamente para muchos sectores ni se considera como discapacidad, cuando es sumamente discapacitante. Las aseguradoras no quieren cubrir implantes ni auxiliares y en México sólo a través del Seguro Popular se consiguen implantes para niños.

      Me gusta

Deja un comentario